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LA FABRICACIÓN DE LOS HIJOS
Un vértigo tecnológico

François Ansermet

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Introducción

La concepción de un hijo conduce a lo desconocido. Un deseo de ser más que uno, de producir un tercero, de dar la vida, de procrear a alguien distinto de uno mismo, alguien distinto de los dos que lo producen. Un deseo de ser más que dos, de dar nacimiento a un hijo para que algo sobreviva de uno mismo, incluso si la llegada de una nueva generación también anuncia nuestra propia desaparición. Ese deseo es todavía más intenso en caso de esterilidad. O cuando las opciones sexuales hacen imposible concebir un hijo, por ejemplo, en las parejas homosexuales. Hoy en día esto es posible, y lo que es posible se convierte en el objeto de un deseo. Incluso se lo puede querer a toda costa. Se puede pasar del deseo al querer. Hasta hacer de lo posible un deber.

Sea asistida o no, es difícil representarnos la procreación. Con las procreaciones médicamente asistidas, con frecuencia nos encontramos, para nuestra sorpresa, frente a los mismos interrogantes que se plantea toda procreación. Esa paradoja está en el centro de este libro. Las problemáticas suscitadas algunas veces son parecidas –por ejemplo en lo referido a la cuestión del origen– y otras, diferentes cuando se trata de la diferencia de los sexos y de la predicción. Como sea, las procreaciones con asistencia médica revelan los desafíos de toda procreación y sobrepasan los debates que se dan entre los tecnoprofetas, presos de la fascinación tecnológica, o los biocatastrofistas,11. . D. Lecourt. H (…) que vaticinan lo peor.

Sin embargo, esos debates son inevitables porque, con las procreaciones médicamente asistidas, todo se vuelve potencialmente posible. Podemos imaginar cualquier cosa. A veces es la realidad la que se vuelve en sí misma extrema. Como en el ejemplo siguiente, que condensa varias situaciones. Se trata de una pareja atípica, formada por un hombre en sus treinta años y una mujer en sus cincuenta. El hombre no se ve sino como padre. Quiere a toda costa un hijo de su compañera, por sobre lo que la edad impone. Viajan al extranjero para realizar una fecundación in vitro mediante una donación de óvulos y una implantación. El embarazo no prospera. Entonces deciden realizar una gestación subrogada en un país donde esta práctica no está regulada por las leyes. En esta oportunidad hay, entonces, donación de óvulos, fecundación in vitro y gestación por sustitución. La mujer que porta en su seno al hijo recibe una paga según un arreglo entre las partes. Lo mismo para las otras manipulaciones procreativas. La mujer portadora alumbra gemelos. Estos, según la ley de ese país, que no reconoce la gestación subrogada, son hijos de la mujer que los gestó. Entonces, se le impide a la pareja que los lleve consigo. Sería necesario que los adopten, pero esto no se corresponde con ningún procedimiento posible. Finalmente deciden raptar a los gemelos y huir a otro país, y los cuatro quedan atrapados en una deambulación, resultado de sus derivas procreativas.

En efecto, con la asistencia médica en la procreación, la cuestión de saber cómo hacer para tener un hijo se vuelve central. Habitualmente, las condiciones de la procreación permanecen veladas, reservadas a la intimidad de cada uno. Ante una mujer encinta, se la felicita sin preguntarle cómo hizo la pareja para lograr el embarazo. Se sabe que hay un embarazo, pero no se quiere saber más o hablar más del tema. El hijo mismo tampoco imagina las condiciones de su procreación, salvo algunas excepciones, como el personaje de Tristram Shandy en la novela de Laurence Sterne, quien parece haber asistido a la escena de su propia procreación, la cual relata con múltiples detalles.22. . L. Sterne. Vi (…) Para el hijo, la pareja es la del padre y la madre, no la de un hombre y una mujer implicados en la sexualidad, procreativa o no. Saber cómo se tiene un hijo sigue siendo un tema inabordado, fuera de lo decible.

Contrariamente a la sexualidad y a la procreación, la gestación y el nacimiento están, por su parte, en el centro de la memoria familiar. Se dispone de múltiples relatos, replicados mediante imágenes. Pero ¿qué pasa cuando se trata de las procreaciones medicamente asistidas, realizadas por la pareja o a través de la contribución de donantes? ¿Quién debe figurar en la foto?

Tomemos otro ejemplo. Recibí una foto enviada por unos padres que concibieron un hijo a partir de sus propios gametos a través de una gestación por sustitución realizada en California, donde este tipo de procedimientos es oficialmente posible: en la foto se ve a la pareja que procreó, pero también a la mujer que realizó la gestación tendida en la cama, mientras el recién nacido está en brazos de los padres, ubicados detrás de aquella. Todos sonríen en el momento de la instantánea. Pero podría haber todavía más gente en la foto. Según las posibilidades tecnológicas contemporáneas, si además se hubiera recurrido a la donación de gametos, se habría podido añadir al donante del esperma y a la donante de los óvulos. De modo que podría haber habido cinco personas en la foto: el padre, la madre, los donantes de los gametos, la mujer que portó al hijo. Además, se hubiera podido sumar a la donante del útero, si esa intervención se hubiese incorporado al complejo procreativo. Tendríamos, entonces, seis. Sin contar a los biólogos y a los médicos de la reproducción. Podría, además, haber un divorcio y una recomposición por ambos lados. La realización de una adopción. ¿Es posible seguir contando a los que rodearán al hijo?

Pero quedémonos en nuestro álbum procreativo. Mañana, tal vez, se pueda añadir una figura distinta a la de la madre, mucho más abstracta: células madre de la piel, reprogramadas para convertirse en gametos, a condición de que un día se pueda realizar una procreación entre dos componentes del mismo sexo.33. . Ver el capítu (…) Una célula madre, omnipotente, no sexuada y reprogramada, tomaría el lugar de los protagonistas de la procreación.

Puesto que hemos entrado en el terreno de la ciencia ficción, continuemos con el tema de quién podría figurar en la foto, incluyendo la secuenciación del genoma de la madre y del padre, comparados con la del hijo: una forma cada vez más abstracta de su origen, para un niño que quisiera preguntarse sobre su proveniencia.

Se podrían agregar las huellas epigenéticas que se fueron acumulando silenciosamente en el curso del embarazo como consecuencia de las tensiones prenatales, una nueva forma de culpabilidad materna,44. . S. S. Richard (…) como en esa tapa reciente de la revista Nature en la que figura una mujer encinta a la que señalan cuatro manos rojas desde todas partes.

Así, si hasta aquí era el resultado de dos, hoy es posible serlo de más de dos, hasta multiplicar las proveniencias, de modo que estas se vuelven cada vez más confusas o difíciles de captar. El número del origen se convierte en incalculable. ¿Qué posición asumir frente a esto? ¿Qué hacer? ¿Qué pensar? ¿De qué se trata? ¿Hasta dónde hay que ir?

*

Las procreaciones con asistencia médica permiten actuar sobre el engendramiento de los hijos. Nos llevan hacia lo que no se puede pensar. Conducen al vacío de lo que no se puede representar. Lo que se convirtió en técnicamente realizable puede provocar vértigo: un vértigo biotecnológico que marea a quien quiere intentar comprender lo que está sucediendo.

Estamos en la época en la cual las biotecnologías permiten intervenir en la naturaleza, modificarla, producirla de manera nueva, inédita, sin que, no obstante, se conozcan las consecuencias de lo que la ha vuelto posible. Se crea una realidad diferente sobre la cual no se sabe qué es, que impacta con lo desconocido, con lo que no se puede representar. Ese impacto nos deja perplejos.

Gracias al apoyo de nuevas tecnologías, se puede sobrepasar los límites que la realidad impone. Se puede modificarla, crearla de manera diferente. Ese proceso puede acelerarse. Caemos en una suerte de espiral: los avances de la ciencia conducen a múltiples invenciones tecnológicas, pero estas van más rápido que nuestra posibilidad de pensarlas.

Se puede procrear de manera médicamente asistida para vencer una esterilidad, pero se puede también utilizar esas técnicas para engendrar, excediendo los límites impuestos por la naturaleza. Por ejemplo, realizando procreaciones en parejas homosexuales, es decir, en protagonistas que no son estériles pero que han realizado una opción individual que los conduce a forzar la naturaleza por encima de los programas de la naturaleza.

Así, se puede forzar la naturaleza para obtener un hijo que se quisiera perfecto, un hijo que se querría producir de acuerdo con los propios deseos. Sería así posible entrar en la época de un design,55. . T. H. Murray. (…) que tendría por objeto la fabricación de los bebés. No se limitaría más a las indicaciones específicas del diagnóstico preimplantacional, cuyo único fin es evitar la concepción de un hijo afectado por una enfermedad conocida en la familia. Se podría superar ese marco para apuntar a características cada vez más individuales en relación con la secuenciación del genoma, ahora cada vez mas accesible a todos.66. . Como el sitio (…) Las biotecnologías de la predicción podrían permitir actuar desde la procreación sobre lo que el hijo será, con la finalidad de concebirlo tal como se lo quisiera. ¿Hasta dónde ir? ¿Hasta dónde extender los límites? ¿Cuáles serán las consecuencias? Y aquí el vértigo se hace nuevamente presente, cada vez más fuerte, con el riesgo de caer en el vacío.

Sin embargo, se advierte lo ilusorio de ese proyecto. En efecto, un hijo es mucho más que el resultado de su código genético. Aquello en lo que se convierte depende también de su historia, de las contingencias que encuentra, de las opciones que hace y que pueden trastornar por completo lo que ha sido programado. Todo depende de la manera en que el niño, en lo sucesivo, se apropie o rechace lo que ha sido programado para él. Aquello en lo que el niño se convierte obedece, en primer lugar, a lo que él hace, al margen de las modalidades de su procreación. Lo cual no impide que, cuando interviene la ciencia, ella introduzca un mundo diferente, un mundo nuevo, un mundo inventado,77. . Ver sobre el (…) un mundo desconocido, que ya no sabemos qué es.

A través de las biotecnologías de la procreación y de la predicción, se llega a lo que Lacan designa como el “tope lógico de lo imposible”,88. . “El tope lógi (…) un punto límite desde donde surge lo real, hace efracción. Lo real es lo que no se puede simbolizar: es el resto de toda tentativa de captar mediante lo imaginario y lo simbólico lo que resulta de la operación biotecnológica. Podríamos decir que se toca lo real al actuar sobre la realidad,99. . Para retomar (…) se revela un real que resiste a todo proceso de representación, cualquiera este sea. Un real que insiste más allá de lo que ha sido realizado.

Con las tecnologías se opera sobre la realidad y se toca lo real, es decir, esa parte de la realidad que resiste cuando se intenta aproximarse a ella, pensarla, captarla, apoderársela. Se producen situaciones nuevas, desconocidas. Algo aparece en la “aventura de la ciencia”,1010. . J. Lacan. El (…) que está por fuera de todo conocimiento posible.1111. . Ibid., p. 424 (…) Y este imposible se manifiesta a través de lo que Lacan designa como un “punto pánico”.1212. . Ibid., p. 100 (…) Se pasa, así, de la perplejidad a la angustia como signo de lo real.

*

Frente a los vértigos desencadenados por las biotecnologías, ¿a qué aferrarse? Se puede intentar convocar conocimientos nuevos. Pero, generalmente, se recurre a una construcción imaginaria, a un fantasma.1313. . Ibid. El enfr (…) El fantasma ofrece un escenario que permite que se sostenga lo que no logra sostenerse solo. Un fantasma es una defensa frente a lo imposible de pensar, una defensa para enfrentar lo real que hace efracción, es un tapón contra la angustia. El fantasma, entonces, puede contener en su escenario la angustia desencadenada por las invenciones de la ciencia. Pero el fantasma también puede pasar de ser solución de la angustia a agente de la creación científica. También puede ocupar un lugar en el proceso científico, más particularmente como promotor de sus invenciones tecnológicas. El fantasma, entonces, no es antinómico con la ciencia. Más bien es incluso correlativo, al menos en el plano de sus aplicaciones o de la iniciación de nuevas investigaciones conducentes a nuevas aplicaciones cada vez más vertiginosas, posibles por los desarrollos de la ciencia. Así, un escenario imaginario, consciente o inconsciente, puede estar en la base de los avances tecnológicos, que aparecen como fantasmas puestos en acción. Se da así un encuentro inédito entre ciencia y fantasma, incluso si esas dos dimensiones siguen siendo fundamentalmente contradictorias.

Todo está en proceso de cambio en el campo de la biología reproductiva. Además, una tendencia nueva, que consiste en acercar procreación y predicción, podría perfilarse. En la época en que la secuenciación del genoma se vuelve cada vez más accesible, la predicción genética podría acoplarse a los procedimientos de procreación médicamente asistida. Procreación y predicción podrían quedar cada vez más conectadas.

Se quisiera escapar de las incertidumbres que impone la naturaleza. Escapar hacia un nuevo programa de lo humano. Evitar las enfermedades, movilizar todas las potencialidades, ir hacia la mayor cantidad de oportunidades posibles. Hasta el exceso, hasta la idea de escapar a la finitud, de escapar a la muerte, de poder controlarlo todo, desde antes de la concepción, desde antes del nacimiento. Cuando ese fantasma entra en juego, surge inevitablemente la pregunta de hacia dónde puede conducirnos. Reaparece el proyecto prometeico de superar los límites de lo humano y su reactivación en el proyecto de Víctor Frankenstein, versión moderna del mito de Prometeo. En efecto, Frankenstein quiere producir algo vivo con la muerte.1414. . Ese proyecto (…) Y, como lo escribió Hannah Arendt, “cuando todo es posible, todo puede ser destruido”.1515. . H. Arendt. Le (…)

En síntesis, esos fantasmas pueden ser la base de un descubrimiento o de una invención tecnológica, pero también pueden conducir a transgresiones. Cuando se fuerza la realidad en exceso, se la puede desviar de su surco, se la puede hacer delirar. Una de las características del debate ético en torno de la biotecnología contemporánea consiste en no saber dónde está el límite, dónde ponerlo. ¿Qué hay que autorizar? ¿Qué hay que impedir? ¿Cuál es el riesgo de las nuevas técnicas? Y, a su vez, ¿cuál es el riesgo de mantenerse en una tendencia conservadora que rechaza una realidad nueva? No es fácil saber qué posición tomar entre un exceso de prohibición y un exceso de fascinación. La prohibición puede estar motivada en sí misma por la fascinación.

*

Estamos en una época en la cual los deseos son reivindicados como derechos. De igual modo, un sistema de goce puede convertirse en un derecho. Esas dos dimensiones están en el corazón de los debates éticos, políticos y sociales. Todo está en proceso de cambio. ¿Cómo orientarse? Lo que en un momento es considerado como transgresor, en otro momento puede convertirse en banal. Es justamente el caso de las procreaciones médicamente asistidas, donde las combinaciones son cada vez más posibles y plantean, al mismo tiempo, la cuestión del límite.

Se podría establecer un catálogo de las cuestiones imposibles, que son las que se les plantean a los comités de ética. Veamos algunos ejemplos. ¿Qué pensar de la donación de óvulos? Con la donación de óvulos, la madre podría resultar incierta, como el padre. Si la madre resulta incierta, ¿cuáles son las consecuencias para la sociedad, para los sistemas de filiación? ¿Qué pensar de la vitrificación ovocitaria? La vitrificación de los ovocitos, que permite la donación de óvulos, también ofrece a la madre la posibilidad de conservar algunos de sus óvulos para poder utilizarlos ulteriormente según su conveniencia, como una suerte de donación a sí misma para concebir con los ovocitos de su juventud. Pero justamente aquí se puede producir un deslizamiento, de la conveniencia individual y libre de la que conservó sus ovocitos a un procedimiento impuesto por sus empleadores.1616. . Ver los desar (…)

¿Cómo enfrentar la demanda de conservación de los gametos antes del cambio de sexo para permitir luego la procreación en las parejas transexuales? ¿Qué pensar del hecho de que la crioconservación permita, potencialmente, procrear más allá de sí mismo, de la pareja, mediante una donación de gameto, de cigoto o de embrión?

¿Es necesario poner en adopción a los embriones supernumerarios crioconservados? Este inventario, presentado como una enumeración caótica a la Prévert, nos da una idea de la infinidad de cuestiones convocadas por las posibilidades a las que dan lugar las tecnologías procreativas. A lo cual se podría añadir la cuestión tan compleja de la gestación por sustitución, que concierne a la pareja que utiliza esa técnica, pero también sin duda a la mujer que pone en juego su cuerpo. Y no solo a ella, sino también a su marido, a sus hijos, si ya los tienen –todos esos protagonistas con demasiada frecuencia son olvidados en los debates sobre la gestación por sustitución–.

Continuemos nuestro examen de algunas cuestiones imposibles. ¿Qué implica la donación del útero, por ejemplo cuando una madre dona su útero a la hija para que le sea implantado a fin de que esta pueda portar un hijo en el útero que una vez la portó a ella misma?1717. . Ver: F. Anser (…) Esto nos da una idea de hasta qué punto un implante de útero puede ser también un implante de imaginario. ¿Qué representa el hecho de utilizar la predicción para elegir el sexo del hijo en función del fantasma de los padres y de sus proyectos narcisistas? Sin contar la opción por ciertos caracteres en función de los patrimonios genéticos de los dos genitores, que podría venir a sumarse a todas las otras formas de patrimonio. De este modo, se podría hacer una utilización privada de las posibilidades de la secuenciación del genoma con sistemas accesibles a cada uno a través de internet,1818. . Como el sitio (…) que permitan juzgar sobre el riesgo en juego en una procreación en función de los patrimonios genéticos de quienes proyectan concebir un hijo.

¿Dónde poner un límite en todo esto? No todo lo que resulta posible por acción de las biotecnologías debe ocurrir necesariamente. ¿Cómo distinguir entre lo que es un derecho y lo que no debería serlo? Inevitablemente, la investigación de esa divisoria de aguas moviliza las convicciones de cada uno, la cultura en la cual se está inmerso, el sistema social del cual se procede. Todos los procedimientos biotecnológicos realizan una conexión nueva entre el viviente y la cultura.1919. . Como lo dice (…) Las referencias comunes se desdibujan: se comprende que, por eso, sea cada vez más difícil para una sociedad hacer una elección, lo cual genera que las pasiones y las resistencias invadan el campo de los debates en torno a las biotecnologías perinatales.

Tal vez haya que volver al caso por caso de la clínica y concluir que, al final, solo hay ética de lo particular. Le toca al clínico apostar primero por un espacio posible, aparte de estos debates, para acoger a cada uno en su singularidad. Le toca al clínico apostar por la invención del sujeto, por sobre lo que se le impone a este, o por lo que él mismo ha elegido entre la oferta de esas posibilidades nuevas. La ética del psicoanálisis abre la posibilidad de regularse siguiendo las soluciones que el sujeto inventa. La invención es la apuesta de la clínica psicoanalítica, incluso con las situaciones extremas introducidas por las biotecnologías. La invención, para hacer frente a los impasses en los que puede hallarse un sujeto ante la paradoja de encontrarse alienado a la libertad que le ofrece la ciencia.

El psicoanálisis a menudo es convocado de urgencia por las dificultades que pueden aparecer en la confrontación de un sujeto particular con las posibilidades ofrecidas por la biotecnología. El psicoanálisis puede ser una referencia para superar los vértigos suscitados por las biotecnologías, para superar el estupor, para sobrepasar la angustia que aquellas producen: el psicoanálisis apunta a volver a poner en juego al sujeto, incluso en las situaciones extremas, a fin de que este pueda retomar su propia historia de una manera, en cada caso, singular.

En este marco, el procedimiento del psicoanálisis es siempre paradójico: tener en cuenta el tope lógico con lo imposible constituye un punto de referencia para orientarse en la clínica surgida de las biotecnologías. Se trata, paradójicamente, de dar un lugar a la imposibilidad que surge, de no apartarla, de apoyarse en lo que no se puede pensar. Sin eso, es imposible retornar al corazón de la clínica, y se suscita la angustia. Apoyarse en lo imposible para abrir nuevamente el campo de los posibles, apostar a lo imposible, tal es la apuesta paradójica del psicoanálisis en la época de las biotecnologías. Este manejo de lo imposible implica un posicionamiento paradójico: apoyarse en lo real que se introduce con violencia, para ayudar al sujeto a inventar su solución, para inventarse de manera inesperada, sorprendente, a veces superando lo que se había imaginado.

1.

. D. Lecourt. Humain, posthumain. puf, 2003.

2.

. L. Sterne. Vida y opiniones del caballero Tristram Shandy. Traducción de J. A. López de Letona. Madrid, Akal, 2016.

3.

. Ver el capítulo “Same sex procreation” de la segunda parte de este libro.

4.

. S. S. Richardson et al. “Don’t blame the mothers”, Nature 512, 2014, pp. 131-132.

5.

. T. H. Murray. “Stirring the simmering ‘designer baby’ Pot”, Science, 343 (6176), 2014, pp. 1208-1210.

6.

. Como el sitio en internet de la compañía 23andMe.

7.

. Ver sobre el tema: J. Lacan. El Seminario, libro 17: El reverso del psicoanálisis. Traducción de E. Berenguer y M. Bassols. Buenos Aires, Paidós, 2006, p. 180.

8.

. “El tope lógico de aquello que, de lo simbólico, se enuncia como imposible. De aquí surge lo real” (ibid., p. 131).

9.

. Para retomar la expresión de Jacques-Alain Miller: “Se observa la emergencia de un deseo de tocar lo real actuando sobre la naturaleza: hacerla obedecer y utilizar su poder”. En “Un réel au xxie siècle. Présentation du thème du ixe congrès de l’amp”, La Cause du désir 82, 2012.

10.

. J. Lacan. El Seminario, libro 6: El deseo y su interpretación. Traducción de G. Arenas. Buenos Aires, Paidós, 2015, p. 423.

11.

. Ibid., p. 424.

12.

. Ibid., p. 100.

13.

. Ibid. El enfrentamiento con el punto pánico implica que el sujeto se aferra a algo: “se aferra justamente al objeto en calidad de objeto del deseo”, pero como lo muestra a continuación, ese objeto está vinculado con el sujeto a través de un fantasma, que subyace al deseo.

14.

. Ese proyecto regido por la fantasía tal vez responda al sufrimiento de Mary Shelley producido por la muerte de su hijo de 7 meses, justo antes de la creación de esta obra, que pretende ser también el sueño por devolverle la vida a ese pequeño cadáver. Ver a ese propósito la manera en que Mary Shelley discute la génesis de su novela –que comienza a escribir en 1816 en Ginebra y que fue publicada en 1818– en su prefacio de 1831 (ver también: M. Duperray. Lecture de “Frankenstein”. Mary Shelley. Presses universitaires de Rennes, 1997).

15.

. H. Arendt. Le Système totalitaire. Seuil, 1972, p. 200 [Ed. esp.: Los orígenes del totalitarismo. Traducción de G. Solana. Madrid, Taurus, 1974].

16.

. Ver los desarrollos sobre este tema en el capítulo 5, “La procreación en las redes de la predicción” perteneciente a la tercera parte, Vértigos del destino.

17.

. Ver: F. Ansermet. “Tiens ma chérie, voici mon utérus”, programa Corpus de Virginie Matter, rts, La 1re, con François Ansermet, difundido el 5 de noviembre de 2012, http://www.rts.ch/la-1ere/programmes/corpus/4307798-tiens-ma-cherie-voici-mon-uterus.html. Ver también: “Naissance du premier bébé suite à une greffe d’utérus. Définition de la PMA”, programa Corpus de Virginie Matter, rts, La 1re, con, difundido el 10 de octubre de 2014, http://www.rts.ch/audio/la-1ere/programmes/corpus/6193014-corpus-10‑10‑2014.html?f=player/popup#/la-1ere/programmes/corpus/6193014-corpus-10‑10‑2014.html.

18.

. Como el sitio 23andMe.

19.

. Como lo dice Jacques-Alain Miller, la divisoria entre la libido y la naturaleza introduce también, y paradójicamente, una conexión entre la libido y la cultura: ver: J.-A. Miller. “Los paradigmas del goce”, en La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica. Buenos Aires, Paidós, 2003.